Navidades tristes

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• Ofensiu

Llegan las fiestas Navideñas. La luz y el color irrumpen en la monotonía hibernal, aparcando momentáneamente la tristeza propia de la estación en que nos encontramos. Observo a mi hijo que, ilusionado, va señalando, uno a uno, los regalos que luego incluirá en la única carta que escribe a lo largo del año. Mientras le escucho, mis pensamientos van hilvanándose uno a uno: quién fuera niño otra vez......, quién tuviera su inocencia......, cuántos niños estarán pasando hambre y frío estas fiestas......., los que nos han dejado ya......, Alba y Cristian. De un mazazo vuelvo a la realidad, dura realidad. Es cierto. Ellos no podrán ver jamás Harry Potter, la película que, con anhelo, esperaban se estrenase; ellos no podrán hacer este año la carta a los Reyes Magos, ni harán cagar al Tió, ni ayudarán a sus padres a montar el pesebre; ellos, sencillamente, ya no están. Pero yo, gracias a mi hijo, su compañero de colegio, me he vuelto a acordar de ellos. Y tú que estás leyendo estas líneas, también lo harás.
Gracias por ello.

Felices Fiestas.